Hoy
25 de diciembre quería hacer un pequeño homenaje a uno de los escritores más
famosos del siglo XIX, recordando y a la vez ensalzando las enseñanzas que trae
implícita una de sus obras más famosas. Canción
de Navidad de Charles Dickens.
Dickens,
el novelista de los pobres, el retratista de esa Inglaterra victoriana que se
transforma, que cambia, muchas veces con consecuencias desastrosas para la
clase proletaria que nace con la Revolución Industrial.
Dickens
no necesitó morir para hacerse famoso, sus novelas ya eran leídas por todas
partes cuando él vivía. Novelas cargadas de amargas críticas, ironizadas a
través de historias cruentas donde mostraba que los orfanatos y casas de
caridad habían sido creadas por la más falsa filantropía del recién nacido
capitalismo que, a pasos agigantados destruía toda la sociedad bajo su máxima
de libertad económica.
Los
ricos se hacían más ricos y los pobres crecían en número y empobrecían cada día
más. Dickens fue un burgués entregado a las clases más bajas, no solo su pluma
trabajaba contra las desdichas de todo el proletariado. Dirigió casas-reformatorios,
fundó la revista Household Words para
criticar las políticas que el gobierno proponía de “sermón y jabón” dirigido al
proletariado, visitó las escuelas de Yorkshire para niños ilegítimos.
Escribía
y escribía, sin cansarse nunca, creando obras de arte que iban más allá de la
propia literatura, que transcendían y mostraban la cara que el capitalismo y el
burgués querían ocultar a la sociedad romántica del XIX. Daba a conocer las
caras ennegrecidas de los niños trabajadores, las exhaustas jornadas de más de
quince horas, la injusticia de que unos se hicieran tan ricos a costa del
empobrecimiento de otros, fustigó la corrupción que ya acompañaba a la
sociedad. Se daba en cuerpo y alma en las lecturas públicas de sus novelas.
Y
así el 9 de junio de 1870 dejando inconclusa su última novela, El misterio de Edwin Drood, moría tras
haber sufrido un derrame cerebral.
Canción de Navidad
es sin duda
una fábula moral para una época y una sociedad determinada que no queda muy
lejos de la realidad que nos rodea ahora.
Creo
que no es necesario hacer un pequeño preámbulo de este cuento si comenzamos con
una de las partes que más me impactaron a mí:
Fotografía de la película de 2009 de Disney titulada Disney´s A Christmas Carol, donde podemos ver a Scrooge. |
Scrooge
está trabajando en su oficina cuando dos hombres vienen en busca de dinero para
los desamparados que pueblan las calles en el día de Navidad. La primera
respuesta de nuestro protagonista es “¿No hay cárceles?” en gran abundancia, responderá uno de los señores, “¿Y los asilos de la Unión? ¿Ya no funcionan?”,
sí, vuelven a responder los señores matizando que los pobres no quieren ni oír
hablar de ellos. “Y los molinos penitenciarios y la Ley de Pobres están vigentes ¿no?” vuelve a inquirir
Scrooge. Los señores vuelven a intentar llegar al corazón que parece ni
palpitar de Scrooge diciéndole que todas esas instituciones no dan el consuelo
necesario para esas almas en pena, y que lo único que intentan es recaudar
algunos fondos para comprar alimento a los pobres y medios para que se
calienten. Scrooge sigue insistiendo en que no va a dar nada de dinero para que
“la Navidad la celebren gentes desocupadas” cuando él ya contribuye al
mantenimiento de las instituciones antes mencionadas. Y en un último intento los
dos señores dicen “Muchos no pueden ir a ellas; y otros preferirán morirse
antes que ir”. La respuesta es rotunda “si prefieren morirse, que lo hagan, así
descenderá el exceso de población”.
Tal
vez Dickens monumentalizó la avaricia y el sin corazón de su protagonista principal,
pero las instituciones sí que existían y los burgueses capitalistas pagaban por
ellas en los impuestos. Pagaban por lo Asilos de la Unión (Union Workhouses) que fueron consecuencias de la Poor Law Amendmet Act (Ley de reforma de
los pobres) de 1834, que dividía a Inglaterra y Gales en veintiún distritos, en
cada uno de los cuales había un comisario con facultades legales para formar “uniones
de pobres” mediante la agrupación de parroquias
y construir asilos para indigentes. El término Unión llegó a ser
empleado como sinónimo de asilo.
Los
molinos penitenciarios son una fórmula melodramática que Dickens utiliza para
referirse a los molinos que fueron utilizados, sobre todo en épocas
romanas, como instrumentos carcelarios.
La ley de pobres, a la que antes nos referíamos, fue aprobada por el Parlamento
en 1834. Su aplicación dio lugar a la creación de verdaderos guetos en los que
vivían forzosamente separados entre sí los miembros de las familias pobres.
Disraeli afirmó que la Poor Law ultrajaba
los sentimientos del pueblo. Y Dickens la atacó ferozmente en varios pasajes de
Oliver Twist.
La
referencia del exceso de población que hace Scrooge nos muestra una de los
planteamientos de Robert Malthus que aparecían en su libro Ensayo sobre el principio de población (Essay on the Principle of Population) donde impuso la creencia de que
en Gran Bretaña había un gran exceso de bocas que alimentar, y que por lo tanto,
debía restringirse la natalidad a través de dos tipos de estrategias naturales
y humanas.
El
cuento prosigue con la aparición de varios fantasmas que llevan a Scrooge al
pasado donde le muestran como era antes de convertirse en un adicto al trabajo
y todo lo que ha perdido por ello. El fantasma de las Navidades presentes que
le enseña como todos por muy pobres o ricos que sean celebran la Navidad con alegría
e ilusión. Y por último el fantasma de las Navidades futuras, una siniestra
figura que no habla, que solo señala los desenlaces trágicos de la vida del
avaro viejo.
Como
veis no estamos tan lejos de esa realidad que dibujaba Dickens en el XIX, no
estamos tan lejos de esa avaricia y corrupción que lleva a los demás a no pensar
en nadie, nada más que en su enriquecimiento. No estamos tan lejos de ese
capitalismo que arrasa nuestras vidas y muchas veces las destruye. Ni de esos
Scrooge a los que no les importamos nada, pero que se sienten muy filantrópicos
al pensar que bastante con pagarnos 400 euros para vivir una familia.
Y aunque
no lo creamos, no están tan lejos de destruir la clase media y convertirnos a
todos en esos proletarios que luchaban literalmente por vivir un día más en su
mísera pobreza.
Ana
Pinel Benayas
BIBLIOGRAFÍA:
DICKENS CHARLES, Canción de Navidad, Villancico en prosa o cuento navideño de espectros, Anaya, 2009.
PDF de José Antonio García Fernández sobre la biografía de
Dickens. file:///C:/Users/Anna%20Herpbrun/Downloads/BIOGRAF%C3%8DA%20DE%20CHARLES%20DICKENS%20(1).pdf
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