viernes, 21 de noviembre de 2014

LA INFANCIA DE UN DICTADOR: Adolfo Hitler

Adolf Hitler de bebé, la foto es del año 1890
¿Quién puede imaginar lo que germinaría mas tarde en esta figura infantil? Adolfo, el hijo del brigadier de las aduanas imperiales Alois Hitler, tiene diez meses. Estamos en febrero de 1890, nos situamos en una pequeña ciudad austriaca,  llamada Braunau.

Hitler, en la escuela comunal de Leonding, cerca de Linz, a los diez años, es un buen alumno. Se revelará como un alumno mediocre en el bachillerato.

En 1919, ya adulto, en vísperas de la guerra, Hitler ofrecía el aspecto del fracasado total. Pero pasa de Austria a Alemania y se descubre a si mismo en el ejército de su nueva patria. Fue soldado de primera, condecorado con la Cruz de Hierro.
Hitler de niño

Desde 1919 formó parte del Partido Obrero Alemán, convertido en 1920 en Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes, Hitler no tarda en ponerse a su cabeza, y abandona al poco tiempo el traje de chaqueta por el uniforme.

Hitler S.A.
En 1923 el objetivo de Hitler era destruir la República. Del 7 al 9 de noviembre, ayudado por Ludendorf, el jefe nazi pasa a la acción con una revuelta, pero el levantamiento fracasa. Hitler es encarcelado en Landsberg. Permanece solamente ocho meses en aquella fortaleza, aunque la condena era de cinco años, detrás de esos barrotes va a empezar a escribir su libro “Mein Kampf” (Mi lucha).

Tras su salida de prisión, Hitler, que ha comprendido la fuerza formidable de la palabra y de la propaganda, toma lecciones de dicción y prepara cuidadosamente sus arengas, sus discursos son continuamente violentos, irónicos, vehementes y furiosos, pero las multitudes quedan literalmente subyugadas por el genial demagogo.

Hitler, Hindenburg y Goering
Ha llegado la hora del triunfo. el rebelde austriaco, convertido ahora en canciller de Reich, está sentado al lado del mariscal Hindenburg, a la derecha, Goering, en aquel tiempo ministro de la Gobernación para Prusia.

En junio de 1934, todavía no ha llegado el momento del gran idilio entre Hitler y Mussolini, el Duce no aprueba la política austriaca de su futuro compadre. No saldrá nada de su reunión en Venecia.

Hitler sabía que para conseguir el poder absoluto, necesitaba engatusar al Ejército para llegar a conseguir sus fines, para ello se alía con el ministro del Ejército, el general von Blomberg. En 1937 los nazis han triunfado totalmente y ya pueden permitirse el lujo del sentimentalismo.

Quo non ascendet? (¿Hasta donde subirá?) Hitler, a la salida de una de aquellas ceremonias grandiosas a que tan aficionados eran los nazis, parece subir por una escalera interminable. ¿Hasta dónde llegara? ¿Hacia qué triunfos se dirige?


Hitler subiendo las escaleras en Bueckeburg

Bibliografía:

L.SHIRER, WILLIAM, Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial, Selecciones del Reader's Digest (Iberia) S.A., Madrid, 1965. 


David Asensio Caramés

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.