Representación de Temístocles |
El general de las tropas atenienses era Milicíades y bajo sus órdenes estaban Temístocles y Arístides (enfrentados políticamente). Durante diez años Temístocles fue ganando prestigio dentro de la política ateniense llegándose a aplicar las medidas que él sugería (entre ellas destacaba la de aumentar el poder naval ateniense ya que sabía que los persas no tardarían en volver a intentar invadir Grecia) y por otro lado Arístides fue condenado al ostracismo.
En el 481 a. C tuvo curso un congreso de ciudades estado griegas, durante las cuales aproximadamente treinta estados acordaron aliarse frente a la inminente invasión persa. Los espartanos y los atenienses se pusieron a la cabeza de la alianza; los espartanos reclamaron el mando de las fuerzas terrestres, y dado que el grueso de la flota griega sería proporcionado por Atenas, Temístocles intentaría asumir el mando de las fuerzas navales.
Y tras estos acontecimientos llegamos al punto álgido de la Segunda Guerra Médica, la batalla de Salamina. Tras la derrota de Leónidas en las Termopilas ante los persas, Temístocles que comandaba las fuerzas navales en la batalla de Artemisio, la cual duro tres días en los que tanto las fuerzas navales persas como griegas sufrieron similares bajas, pero al ser la armada griega más minoritaria que la persa, no podía permitirse esas pérdidas por lo que tras recibir el mensaje de que las fuerzas griegas habían caído en la Termopilas, Temístocles se retiro con la armada a la isla de Salamina, dejando a su suerte Atenas la cual fue saqueada por el ejercito persa al no encontrar ningún obstáculo. Mientras el ejército terrestre persa saqueaba Atenas, la flota persa se dirigía a la isla de Salamina para acabar con las fuerzas griegas restantes. Temístocles aun sabiendo que estaban en desventaja mantuvo sus filas en los estrechos de Salamina para librar una batalla que permitiera bloquear a la flota persa, garantizando así la seguridad del Peloponeso.
Para ello Temístocles elaboró un ingenioso plan, que no solo evidenció su singular inteligencia para la estrategia militar, sino sobre todo sus dotes psicológicas para conocer el carácter del enemigo y por tanto sus puntos débiles, desde los que adivinar sus planes y poder así asestarle un duro golpe. Para ello envío un emisario a Jerjes, un sirviente llamado Sicino, con un mensaje que proclamaba que Temístocles se encontraba del lado de Jerjes, y le hizo creer que los jefes griegos se encontraban divididos entre sí y que los peloponesios planeaban evacuar Salamina, y que para conseguir la victoria todo lo que los persas debían hacer era bloquear los estrechos. Finalmente Jerjes mordió el anzuelo, y la flota persa fue enviada a efectuar el bloqueo, pecando de excesiva autoconfianza y sin esperar resistencia por parte de la armada griega. La armada persa penetró en los estrechos, para encontrarse con que, lejos de desintegrarse, la marina griega se hallaba dispuesta para la batalla. La angostura del estrecho dificultó la maniobrabilidad de la numerosa flota persa, de lo que se aprovecharon los griegos, con una flota inferior, para conseguir una gran victoria.
Salamina representó un punto de inflexión en las Guerras Médicas, ya que aun no acabando con la invasión persa, se aseguro de que Grecia no sería conquistada y permitió a los griegos pasar a la ofensiva al año siguiente, en el 479 a. C, en la batalla de Platea. Un gran número de historiadores califican Salamina como una de las batallas más importantes de la historia de la humanidad.
David Asensio Caramés
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.