jueves, 31 de julio de 2014

TEMÍSTOCLES: El otro gran héroe de las Guerras Médicas

Representación de Temístocles
Todo el mundo conoce el acontecimiento histórico de las Guerras Médicas que se desarrolla desde el 499 hasta el 449 a. C y se dividen en dos partes Primera Guerra Médica que recoge la batalla de Maratón (490 a. C) y la Segunda Guerra Médica que recoge las batallas de Salamina (480 a. C), Termopilas (480 a. C) y Platea (479 a. C). Seguramente el primer personaje de este acontecimiento histórico que se nos viene a la cabeza es Leónidas, con la batalla de las Termopilas, considerado por muchos como una de las batallas que evito que los persas de Jerjes I conquistaran Grecia y siguieran hacia el oeste para conquistar toda Europa, pero realmente la batalla que evito que las hordas de Jerjes I conquistaran Grecia fue la de Salamina y la de Platea pero más importante fue la de Salamina en la que los griegos con todo en contra asestaron un duro golpe al ejercito de Jerjes I del que no se recuperaría jamás. En este acontecimiento entra Temístocles. Nació en el 524 a. C fue político y general ateniense, tenía el favor de las clases inferiores mientras que generalmente se enfrentaba a la nobleza. Tras ser elegido arconte en el año 493 a. C tomo una serie de medidas para acrecentar el poder naval de Atenas. Pero su aparición militar surge con la batalla de Maratón, en el que el ejército persa bajo las órdenes del rey Darío I (padre de Jerjes I) embarcó en la costa de Maratón para atacar a la indefensa Atenas. Pero los atenienses eran conscientes de estos movimientos y lo aprovecharon para lanzarse sobre los persas consiguiendo una gran victoria y forzando a que el ejército de Darío regresara a Asia, pero el rey Darío clamaba venganza contra los griegos y durante años preparo una gran invasión contra Grecia, pero no pudo terminarla ya que murió, pero su hijo Jerjes I le sucedió en el trono y reunió uno de los mayores ejércitos conocidos en la historia para invadir Grecia.

El general de las tropas atenienses era Milicíades y bajo sus órdenes estaban Temístocles y Arístides (enfrentados políticamente). Durante diez años Temístocles fue ganando prestigio dentro de la política ateniense llegándose a aplicar las medidas que él sugería (entre ellas destacaba la de aumentar el poder naval ateniense ya que sabía que los persas no tardarían en volver a intentar invadir Grecia) y por otro lado Arístides fue condenado al ostracismo. En el 481 a. C tuvo curso un congreso de ciudades estado griegas, durante las cuales aproximadamente treinta estados acordaron aliarse frente a la inminente invasión persa. Los espartanos y los atenienses se pusieron a la cabeza de la alianza; los espartanos reclamaron el mando de las fuerzas terrestres, y dado que el grueso de la flota griega sería proporcionado por Atenas, Temístocles intentaría asumir el mando de las fuerzas navales.

Y tras estos acontecimientos llegamos al punto álgido de la Segunda Guerra Médica, la batalla de Salamina. Tras la derrota de Leónidas en las Termopilas ante los persas, Temístocles que comandaba las fuerzas navales en la batalla de Artemisio, la cual duro tres días en los que tanto las fuerzas navales persas como griegas sufrieron similares bajas, pero al ser la armada griega más minoritaria que la persa, no podía permitirse esas pérdidas por lo que tras recibir el mensaje de que las fuerzas griegas habían caído en la Termopilas, Temístocles se retiro con la armada a la isla de Salamina, dejando a su suerte Atenas la cual fue saqueada por el ejercito persa al no encontrar ningún obstáculo. Mientras el ejército terrestre persa saqueaba Atenas, la flota persa se dirigía a la isla de Salamina para acabar con las fuerzas griegas restantes. Temístocles aun sabiendo que estaban en desventaja mantuvo sus filas en los estrechos de Salamina para librar una batalla que permitiera bloquear a la flota persa, garantizando así la seguridad del Peloponeso.

Para ello Temístocles elaboró un ingenioso plan, que no solo evidenció su singular inteligencia para la estrategia militar, sino sobre todo sus dotes psicológicas para conocer el carácter del enemigo y por tanto sus puntos débiles, desde los que adivinar sus planes y poder así asestarle un duro golpe. Para ello envío un emisario a Jerjes, un sirviente llamado Sicino, con un mensaje que proclamaba que Temístocles se encontraba del lado de Jerjes, y le hizo creer que los jefes griegos se encontraban divididos entre sí y que los peloponesios planeaban evacuar Salamina, y que para conseguir la victoria todo lo que los persas debían hacer era bloquear los estrechos. Finalmente Jerjes mordió el anzuelo, y la flota persa fue enviada a efectuar el bloqueo, pecando de excesiva autoconfianza y sin esperar resistencia por parte de la armada griega. La armada persa penetró en los estrechos, para encontrarse con que, lejos de desintegrarse, la marina griega se hallaba dispuesta para la batalla. La angostura del estrecho dificultó la maniobrabilidad de la numerosa flota persa, de lo que se aprovecharon los griegos, con una flota inferior, para conseguir una gran victoria. 

Salamina representó un punto de inflexión en las Guerras Médicas, ya que aun no acabando con la invasión persa, se aseguro de que Grecia no sería conquistada y permitió a los griegos pasar a la ofensiva al año siguiente, en el 479 a. C, en la batalla de Platea. Un gran número de historiadores califican Salamina como una de las batallas más importantes de la historia de la humanidad.

David Asensio Caramés

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