Howard Carter y Lor Carnarvon |
Tutankhamón
ha sido uno de los personajes más atrayentes tras el descubrimiento de su tumba
por Howard Carter y Lord Carnarvon en 1922. La tumba que descubrieron, tras un
largo trabajo de varios años, fue un gran reclamo, ya que ha sido una de las
pocas tumbas egipcias que se ha encontrado con una gran abundancia de objetos
para la vida del faraón en el más allá. Este descubrimiento nos permitió
averiguar con detalles el método de preparación de la momia de un faraón para
su vida de ultratumba, una vida muy valorada por los antiguos egipcios.
Aunque
muchos creen que se trata de una tumba inviolada, la tumba de Tutankhamón ha
sido profanada por varios asaltantes, todavía en época de los faraones, hasta
en dos ocasiones; pero no se llevaron nada de valor, pues tras ser sorprendidos
sólo pudieron llevarse algunos ungüentos y perfumes, además de pequeñas joyas
como pulseras y anillos.
Tutankhamón,
tras una corta vida y una muerte prematura, desapareció hasta que en 1922
Howard Carter, tras muchos años de búsqueda, descubrió su tumba generando una
gran expectación entorno a la figura de este joven faraón.
Carter,
que comenzó su labor como egiptólogo trabajado desde joven como dibujante en
las excavaciones del valle de los reyes, llegó a entrar en el servicio de
antigüedades egipcias como jefe de inspecciones. Pero tras un problema con un
grupo de turistas franceses borrachos, que se enfrentaron
con los egipcios que se encargaban de la protección de un templo, se vio
obligado a dimitir ante su negativa a disculparse. Apenas dos años después,
Carter conoció a Lord Carnarvon que lo contrató como su arqueólogo personal
para las excavaciones que quería realizar en Egipto. Juntos emprendieron la
búsqueda de Tutankhamón.
El
arqueólogo descubrió la tumba del faraón niño tras una incansable búsqueda en
el valle de los reyes, encontrándola debajo de una acumulación de escombros
próximos a la tumba violada de Ramses VI. La zona había atraído el interés del
obstinado arqueólogo, que veía sus deseos de encontrar la tumba de Tutankhamón
en peligro tras la decisión de Carnavon de retirar su apoyo financiero por la
falta de resultados. Tras conseguir que Carnavon le apoyase un año más, Carter
se dirigió a dicha zona y el 4 de noviembre de 1922 los obreros descubrieron un
escalón escavado en caliza y al final de la escalinata Carter se encontró con
los cartuchos que contenían el nombre de Tutankhamón.
Recreación digital de la tumba de Tutankhamón |
Tras
avisar a su mecenas y esperar su llegada, el 24 de noviembre de 1922
traspasaron la puerta y se encontraron frente a un corredor y una segunda
puerta. Tras realizar un orificio en ella, Carter, ayudado de una vela, dirigió
su mirada al interior. Carnavon preguntó impaciente al arqueólogo que veía en
el interior, y éste sólo logró balbucear, tras un larguísimo silencio: ``Cosas
maravillosas´´. Ante los ojos de Carter fueron apareciendo múltiples objetos,
algo que él describió: ``Al principio no pude ver nada, pues el aire caliente
que se escapaba de la cámara hacía temblar la llama de la lámpara; pero,
conforme mis ojos se fueron adaptando a la luz, los detalles de la habitación
fueron apareciendo lentamente de entre la penumbra: animales extraños,
estatuas, oro… por todas partes el brillo del oro´´.
La
magnitud de la tarea que tenían entre manos era inmensa y ambos lo sabían, por
lo que no tardaron en buscar la ayuda de los mejores egiptólogos de la época
para que participasen en la investigación. Poco a poco fueron descubriendo más
y más tesoros, y sobre todo una gran abundancia de objetos recubiertos en oro.
Tras diversas capillas encontraron una que contenía tres sarcófagos, cada uno
dentro de otro y el último de oro macizo. En el interior, protegida por una
máscara de oro, se encontraba la momia del faraón.
El
hallazgo provocó un gran revuelo mediático y también levantó algunas
indignaciones y descontentos, debido al modo de actuar de Carnavon respecto al
hallazgo, como la exclusividad concedida al diario Times de Londres para
canalizar las noticias referidas al descubrimiento. Tampoco en el Servicio de
Antigüedades y en el gobierno de Egipto se encontraban demasiado satisfechos.
El asunto se puso tan tenso, sobre todo tras la imprevista muerte de Lord
Carnarvon, que Carter tuvo que abandonar su trabajo en la tumba y perdió todos
los permisos concedidos para escavar en el valle de los reyes.
Tesoros de la tumba de Tutankhamón |
Todo
parecía haberse puesto en contra de Carter pero años después la situación
cambiaría, pues tras el asesinato del comandante en jefe del ejército egipcio,
un británico, el gobierno inglés recuperó la totalidad del gobierno egipcio y
con ello Carter, la investigación de la tumba. Pero en medio de todo esto los
Carnavon perdieron toda relación con la tumba, aunque fueron compensados económicamente, las últimas
campañas fueron sufragadas por el gobierno de Egipto y por el propio Carter que
dedicó su tiempo a terminar la investigación de la tumba, hasta que en 1939 su
fallecimiento le impidió terminar de publicar el estudio definitivo sobre la
tumba y su contenido.
La
batalla más difícil que debió librar Howard Carter en los años posteriores al
sensacional descubrimiento, fue contra la opinión generalizada sobre la
presunta y terrible maldición que se cernía sobre la tumba de Tutankhamón y, en
general sobre las sepulturas de los faraones.
La
creencia de que los profanadores del descanso del rey tendrían una muerte
violenta, se hizo eco durante estos años. La muerte de Lord Carnavon tras la
apertura de la tumba, unida a la actuación de la prensa sensacionalista de la
época, ayudó a la propagación de la creencia de la maldición del faraón. Todos
estos hechos, más relacionados con la ciencia que con el misterio, siguen
alimentando numerosas películas y novelas de terror, que encuentran en el
Egipto de los faraones su mejor escenario.
Pero
de ser cierta la maldición, Tutankhamón se mostró muy irregular en su venganza,
pues aunque mató al patrocinador de su descubrimiento, no hizo lo mismo con su
descubridor y excavador, ya que Carter falleció anciano casi 20 años después. Pero
más curioso sería la caballerosidad demostrada por el monarca egipcio que no
mató a la única persona que estuvo presente en todo los pasos del descubrimiento,
Lady Evelyn, hija de Lord Carnarvon que murió a los setenta y nueve años en
1980.
La
frase preferida empleada por Howard Carter cuando le hablaban de la maldición
era: ``Todo espíritu de comprensión inteligente se halla ausente de esas
estúpidas ideas.´´
Lucía Moreno Ojeda
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
-JOYCE TYLDESLEY, La historia de Tutankhamón: la historia de un rey egipcio, Ariel, 2008.
-JAROMIR MALEK, Los tesoros de Tutankhamón, Libreria universitaria, 2012.
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