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Busto de Nefertiti |
Cuenta la leyenda que Egipto no había visto una
belleza semejante. Su nombre significa ``La bella ha llegado´´, título que
adoptó cuando se convirtió en reina. Su rostro fue escogido para adornar
templos y edificios en todo Egipto. Pero la bella reina y amada del faraón
desapareció, se esfumó de la historia desapareciendo en la arena del desierto.
Nefertiti
fue la Gran Esposa Real y mano derecha del faraón Amenhotep IV, conocido con el nombre de Akhenatón, nombre que tomó en honor del dios solar Atón. Se convirtió en su favorita y amada esposa. También engendró a las seis hijas de Akhenatón. Pero Nefertiti esconde un gran misterio.
Sabemos
de su belleza gracias a obras de arte armeniense como bustos, estelas,
jeroglíficos y relieves creados por orden del faraón, que puso un gran interés
en destacar el papel de su amada esposa en la nueva ciudad de Ajetatón, ``El
horizonte de Atón´´.
Nefertiti,
sin poseer sangre real, fue escogida como reina entre lo más selecto de la
sociedad egipcia, pues era hija de Ay que poseía un cargo en la corte del
faraón. Creció y paso su infancia junto a otras niñas en el palacio donde se
encontraba el aren del padre de Akhenatón, y probablemente la madre de éste
desempeñara un papel fundamental en la elección de Nefertiti como la esposa de
su hijo.
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Akhenaton |
Pero para comprender la
situación en la que se vio rodeada Nefertiti, primero tenemos que hablar de su
esposo Amenhotep IV, conocido como el faraón hereje. Amenhotep IV, hijo de
Amenhotep III y la reina madre Tiy, participo de forma activa en el gobierno de
su padre y al inicio de su reinado comenzó con las políticas llevadas a cabo
por éste, que derivaron en la construcción de nuevos edificios y la conversión
de su esposa en elemento clave para su gobierno. Pero no tardo en cambiar de
visión y abandonar su nombre Amenhotep, ``Amón está satisfecho´´, y cambiarlo
por Akhenatón, ``Espíritu de Atón´´. Este cambio drástico de divinidad fue
acompañado por una decisión de igual radicalidad, pero coherente con dicho
cambio, pues decidió abandonar la capital en Tebas y construir una nueva ciudad
en medio del desierto, un territorio hoy conocido como Tell el-Amarna, ciudad
que recibió el nombre de Ajetatón.
Akhenatón
llevo a cabo una serie de medidas que tenían como fin desembocar en una
religión monoteísta con culto único a Atón, el dios solar. En este cambio
poseía el gran apoyo de su esposa Nefertiti, que le ayudo a llevarlo a cabo, ya
que ambos se convirtieron en los sumos sacerdotes de Atón y juraron arrebatar
el gran poder que ostentaban los sacerdotes de Amón.
Esta
revolución armeniense causo una gran conmoción en el pueblo del antiguo Egipto,
pues hasta ahora poseían una religión politeísta en la cual se encontraban una
gran cantidad de dioses.
Para
llevar a cabo sus planes los reyes saquearon los templos de Karnak dedicados al
dios Amón, otra muestra para arrebatar el poder que sus sacerdotes habían
adquirido, un poder hasta ahora igualable al del faraón.
En
todo este contexto Nefertiti reunió una serie de títulos que reflejaban su
excepcional belleza, y junto a ella las imágenes de la familia real que
mostraban la intensa vida familiar del faraón Akhenatón y Nefertiti, en las que
reflejaban su cariño hacia sus hijas. Algunos egiptólogos piensan que esto pudo
ser una maniobra propagandista debido al caos en el que se había sumergido
Egipto.
Nefertiti fue adquiriendo un gran poder y
participaba activamente en la vida política de Egipto. Sin embargo, su
relevancia política no supuso el olvido de su papel femenino junto a la figura
del monarca. Pero el gran poder adquirido por la reina no fue bien visto por
todos los sectores del antiguo Egipto, ya que los reyes eran representados como
iguales. Incluso Nefertiti fue representada en una escena golpeando a un
enemigo, una tarea exclusiva del rey.
Egipto
se hallaba dividido entre el sentir popular de las creencias tradicionales y la
nueva religión impuesta por el faraón y representada por los soberanos, además
de ser acatada por altos funcionarios de la corte. Nos encontramos ante una
época de caos y miedo para el pueblo, en el que Nefertiti se asentó
definitivamente como un miembro activo del gobierno y la religión del reino.
Además
Nefertiti debía hacer frente a una crisis personal, pues había alguien que
podía poner en peligro su situación en la casa real. Kia, una de las esposas
menores del faraón, le dio a éste el hijo que tanto ansiaba, el que hoy sabemos
que fue el niño rey Tuktankamón, y se convirtió en la nueva favorita del
faraón. Pero esta situación parece ser que no duro mucho pues Kia desaparece
pronto de la historia, muchos creen que fue por los celos de Nefertiti.
Nefertiti
no tardo en ir un paso más allá y adquirir aún más poder, pues llego a ser la
corregente de Akhenatón. Pero la felicidad no duró mucho tiempo pues llegó una
gran catástrofe: La Peste. No se sabe con certeza de que enfermedad se trataba,
pero la peste pudo llevarse a una de las hijas de Akhenatón y Nefertiti, además
de a muchos sus súbditos.
Nefertiti
permaneció en este estatus hasta que en un momento dado desapareció de forma
imprevista y de gran sorpresa. Algunos egiptólogos creen que pudo morir por la
peste. Otros creen que pudo ser desterrada y despojada de su poder por un rival
masculino, Esmenjkare. Aun así hay teorías que exponen que en los últimos años
del reinado de Akhenatón, Nefertiti pudo modificar su nombre a Neferneferuatón
Nefertiti, más tarde al de Anjeperure Neferneferuatón, cambios que pudieron ser
debidos a necesidades políticas. Nefertiti parece no haber desaparecido del
todo sino que en realidad se convirtió en corregente situándose, ahora sí, al
mismo nivel que su marido.
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Relieve Akhenatón y
Nefertiti jugando con sus hijas
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Unos
años después, cuando se produjo el fallecimiento de Akhenatón, la reina alcanzó
el cenit de su poder, pues todo apuna a que pudo sentarse en solitario en el
trono de las Dos Tierras (alto y bajo Egipto), pues era lo que la correspondía
como corregente. Para poder llevar a cabo este cambio, Nefertiti cambio de
nuevo su nombre y paso a llamarse Anjeperure Esmenjkare.
Pero
la desaparición del soberano de Egipto no hizo más que enturbiar la situación.
Ante estos hechos, Nefertiti se vio obligada a tomar una serie de medidas para
mantener el poder, pero estas implicaron algo inimaginable pues significaron la
humillación del país.
En unas de las Cartas de Amarna, una reina
anónima, poco seguro que fuera Nefertiti, informa al soberano hitita de que ha
quedado viuda y no quiere convertir a uno de sus súbditos en rey, y por ello le
pide que le envié a uno de sus numerosos hijos para que fuese su consorte. El
rey hitita Suppiluliuma decidió enviar un emisario para averiguar si se trataba
de una trampa de la soberana egipcia. Al regreso de éste y descartada esta
opción junto a una nueva carta enviada por la reina en la cual reprochaba ser
considerada como una mentirosa y le reiteraba su petición, el rey hitita
decidió, contento con la idea, mandar a uno de sus hijos para que fuese
soberano de Egipto. Pero una facción contraria de la corte egipcia, enterada de
los planes de dicha reina, mandó un destacamento a interceptar al príncipe
hitita del que no se supo nada más.
Se
desencadeno una larga guerra entre hititas y egipcios, y Esmenjkare desapareció
bruscamente de todas las fuentes, interrumpidas por la sucesión de
Tuktankhatón, que cambió su nombre a Tuktankamón.
Poco
más se sabe de Nefertiti. Simplemente desapareció en el desierto generando tras
de sí numerosas teorías. Tampoco conocemos que fue de su lugar de reposo, ni se
sabe a ciencia exacta que ha sido de su momia.
No
hace muchos años la egiptóloga británica Joann Fletcher anunció, tras una de sus investigaciones que una de las momias halladas en la tumba KV-35 del Valle de los Reyes era la de Nefertiti, pero las pruebas parecen indicar que la momia pertenecía a una mujer más joven, debido a que sus muelas del juicio aún no había y a que la pelvis de dicha momia no había pasado por seis paros como si lo hizo Nefertiti. Por lo que el egiptólogo, exsecretario general del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias y actual ministro de antigüedades egipcias, Zahi Hawass, descartó la teoría de Fletcher y negó por poseer pruebas no válidas que esta fuera la momia de Nefertiti.
Yo más conforme con la inexactitud de las pruebas aportadas por Joann Fletcher, me quedo con la negación de que esa momia sea Nefertiti, y debido a las investigaciones de Zahi Hawass, opino que todavía queda mucho misterio por resolver en torno a la figura de Nefertiti.
Lucía
Moreno Ojeda