La
inmensa mayoría conoce al gran J.R.R.Tolkien, escritor, poeta, filólogo y
profesor universitario británico, el cual tuvo una vida complicada ya que desde
su nacimiento en Bloemfontein, capital del Estado Libre de Orange (actualmente Sudáfrica) fue picado en su jardín por una tarántula, lo
que obligó a su familia a regresar a Inglaterra para mejorar su salud.
Años
más tarde se alistó en el ejército británico que participaba en la Primera
Guerra Mundial, y en uno de los frentes contrajo la fiebre de las trincheras,
lo que obligó su trasladado a Inglaterra, y durante su convalecencia empezó a
redactar una de sus primeras obras, El
libro de los Cuentos Perdidos entre 1917 y 1918. Pero realmente fue popularmente
conocido por sus obras el Señor de los
Anillos y el Hobbit, pero poca
gente conoce una de sus obras más importantes y que sin ella nunca llegaremos a
comprender la esencia o lo que intentó Tolkien explicarnos a través de sus obras, El Silmarillion, obra que vio la luz
a título póstumo en 1977, gracias a su hijo Christopher Tolkien.
El Silmarillion recoge la historia de la
creación del mundo hasta el Hobbit y
el Señor de los Anillos, un libro más
complejo que los anteriores, pero a su vez más enriquecedor, ya que
averiguaremos coincidencias en capítulos con relatos históricos de la época de
Tolkien como por ejemplo la Gran Guerra[1], pero
eso lo dejaremos para aquellos que no hayan leído aún el libro.
Cuando
uno empieza a leer El Silmarillion
tiene la sensación de no comprender
nada, pero a medida que se avanza en la lectura nos vamos dando cuenta de que
todo tiene un porqué, que nada sucede por casualidad y que muchos de los
nombres de los personajes que no recordamos, los cambiamos por otros que si
significan algo para cada uno. Es lo bueno de Tolkien, en cualquier momento de
su lectura tú puedes establecer una conversación directa o un diálogo con cada
uno de sus personajes como si de tus amigos se tratara.
Cuando
uno termina de leer El Silmarillion
comprende muchas de las atrocidades de aquella época, pero simultáneamente
también descubre las cosas buenas que el ser humano consigue a través de la
amistad, el amor y la confianza, pilares fundamentales que seguramente, a más
de uno, nos habrán ayudado a superar nuestros problemas.
Finalmente
comentar que a muchos que hemos leído a J.R.R.Tolkien o libros de temática
similar, nos han llamado “friki” un término muy común hoy en día para definir a
personas con aficiones muy inusuales o
raras; pero yo me pregunto, ¿no es un “friki” acaso, aquel que no lee un libro que pueda ayudarle
abrirse y comprender el mundo?
David Asensio
Caramés
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