sábado, 26 de julio de 2014

COLABORACIÓN: Nefertiti, una hermosa reina para la eternidad

Busto de Nefertiti
Cuenta la leyenda que Egipto no había visto una belleza semejante. Su nombre significa ``La bella ha llegado´´, título que adoptó cuando se convirtió en reina. Su rostro fue escogido para adornar templos y edificios en todo Egipto. Pero la bella reina y amada del faraón desapareció, se esfumó de la historia desapareciendo en la arena del desierto.
Nefertiti fue la Gran Esposa Real y mano derecha del faraón Amenhotep IV, conocido con el nombre de Akhenatón, nombre que tomó en honor del dios solar Atón. Se convirtió en su favorita y amada esposa. También engendró a las seis hijas de Akhenatón. Pero Nefertiti esconde un gran misterio.

Sabemos de su belleza gracias a obras de arte armeniense como bustos, estelas, jeroglíficos y relieves creados por orden del faraón, que puso un gran interés en destacar el papel de su amada esposa en la nueva ciudad de Ajetatón, ``El horizonte de Atón´´.
Nefertiti, sin poseer sangre real, fue escogida como reina entre lo más selecto de la sociedad egipcia, pues era hija de Ay que poseía un cargo en la corte del faraón. Creció y paso su infancia junto a otras niñas en el palacio donde se encontraba el aren del padre de Akhenatón, y probablemente la madre de éste desempeñara un papel fundamental en la elección de Nefertiti como la esposa de su hijo.

Akhenaton
Pero para comprender la situación en la que se vio rodeada Nefertiti, primero tenemos que hablar de su esposo Amenhotep IV, conocido como el faraón hereje. Amenhotep IV, hijo de Amenhotep III y la reina madre Tiy, participo de forma activa en el gobierno de su padre y al inicio de su reinado comenzó con las políticas llevadas a cabo por éste, que derivaron en la construcción de nuevos edificios y la conversión de su esposa en elemento clave para su gobierno. Pero no tardo en cambiar de visión y abandonar su nombre Amenhotep, ``Amón está satisfecho´´, y cambiarlo por Akhenatón, ``Espíritu de Atón´´. Este cambio drástico de divinidad fue acompañado por una decisión de igual radicalidad, pero coherente con dicho cambio, pues decidió abandonar la capital en Tebas y construir una nueva ciudad en medio del desierto, un territorio hoy conocido como Tell el-Amarna, ciudad que recibió el nombre de Ajetatón.
Akhenatón llevo a cabo una serie de medidas que tenían como fin desembocar en una religión monoteísta con culto único a Atón, el dios solar. En este cambio poseía el gran apoyo de su esposa Nefertiti, que le ayudo a llevarlo a cabo, ya que ambos se convirtieron en los sumos sacerdotes de Atón y juraron arrebatar el gran poder que ostentaban los sacerdotes de Amón.
Esta revolución armeniense causo una gran conmoción en el pueblo del antiguo Egipto, pues hasta ahora poseían una religión politeísta en la cual se encontraban una gran cantidad de dioses.
Para llevar a cabo sus planes los reyes saquearon los templos de Karnak dedicados al dios Amón, otra muestra para arrebatar el poder que sus sacerdotes habían adquirido, un poder hasta ahora igualable al del faraón.
En todo este contexto Nefertiti reunió una serie de títulos que reflejaban su excepcional belleza, y junto a ella las imágenes de la familia real que mostraban la intensa vida familiar del faraón Akhenatón y Nefertiti, en las que reflejaban su cariño hacia sus hijas. Algunos egiptólogos piensan que esto pudo ser una maniobra propagandista debido al caos en el que se había sumergido Egipto.

Nefertiti fue adquiriendo un gran poder y participaba activamente en la vida política de Egipto. Sin embargo, su relevancia política no supuso el olvido de su papel femenino junto a la figura del monarca. Pero el gran poder adquirido por la reina no fue bien visto por todos los sectores del antiguo Egipto, ya que los reyes eran representados como iguales. Incluso Nefertiti fue representada en una escena golpeando a un enemigo, una tarea exclusiva del rey.

Egipto se hallaba dividido entre el sentir popular de las creencias tradicionales y la nueva religión impuesta por el faraón y representada por los soberanos, además de ser acatada por altos funcionarios de la corte. Nos encontramos ante una época de caos y miedo para el pueblo, en el que Nefertiti se asentó definitivamente como un miembro activo del gobierno y la religión del reino.
Además Nefertiti debía hacer frente a una crisis personal, pues había alguien que podía poner en peligro su situación en la casa real. Kia, una de las esposas menores del faraón, le dio a éste el hijo que tanto ansiaba, el que hoy sabemos que fue el niño rey Tuktankamón, y se convirtió en la nueva favorita del faraón. Pero esta situación parece ser que no duro mucho pues Kia desaparece pronto de la historia, muchos creen que fue por los celos de Nefertiti.
Nefertiti no tardo en ir un paso más allá y adquirir aún más poder, pues llego a ser la corregente de Akhenatón. Pero la felicidad no duró mucho tiempo pues llegó una gran catástrofe: La Peste. No se sabe con certeza de que enfermedad se trataba, pero la peste pudo llevarse a una de las hijas de Akhenatón y Nefertiti, además de a muchos sus súbditos.

Nefertiti permaneció en este estatus hasta que en un momento dado desapareció de forma imprevista y de gran sorpresa. Algunos egiptólogos creen que pudo morir por la peste. Otros creen que pudo ser desterrada y despojada de su poder por un rival masculino, Esmenjkare. Aun así hay teorías que exponen que en los últimos años del reinado de Akhenatón, Nefertiti pudo modificar su nombre a Neferneferuatón Nefertiti, más tarde al de Anjeperure Neferneferuatón, cambios que pudieron ser debidos a necesidades políticas. Nefertiti parece no haber desaparecido del todo sino que en realidad se convirtió en corregente situándose, ahora sí, al mismo nivel que su marido.
    Relieve Akhenatón y Nefertiti jugando con sus hijas
Unos años después, cuando se produjo el fallecimiento de Akhenatón, la reina alcanzó el cenit de su poder, pues todo apuna a que pudo sentarse en solitario en el trono de las Dos Tierras (alto y bajo Egipto), pues era lo que la correspondía como corregente. Para poder llevar a cabo este cambio, Nefertiti cambio de nuevo su nombre y paso a llamarse Anjeperure Esmenjkare.
Pero la desaparición del soberano de Egipto no hizo más que enturbiar la situación. Ante estos hechos, Nefertiti se vio obligada a tomar una serie de medidas para mantener el poder, pero estas implicaron algo inimaginable pues significaron la humillación del país.

En unas de las Cartas de Amarna, una reina anónima, poco seguro que fuera Nefertiti, informa al soberano hitita de que ha quedado viuda y no quiere convertir a uno de sus súbditos en rey, y por ello le pide que le envié a uno de sus numerosos hijos para que fuese su consorte. El rey hitita Suppiluliuma decidió enviar un emisario para averiguar si se trataba de una trampa de la soberana egipcia. Al regreso de éste y descartada esta opción junto a una nueva carta enviada por la reina en la cual reprochaba ser considerada como una mentirosa y le reiteraba su petición, el rey hitita decidió, contento con la idea, mandar a uno de sus hijos para que fuese soberano de Egipto. Pero una facción contraria de la corte egipcia, enterada de los planes de dicha reina, mandó un destacamento a interceptar al príncipe hitita del que no se supo nada más.
Se desencadeno una larga guerra entre hititas y egipcios, y Esmenjkare desapareció bruscamente de todas las fuentes, interrumpidas por la sucesión de Tuktankhatón, que cambió su nombre a Tuktankamón.
Poco más se sabe de Nefertiti. Simplemente desapareció en el desierto generando tras de sí numerosas teorías. Tampoco conocemos que fue de su lugar de reposo, ni se sabe a ciencia exacta que ha sido de su momia.
No hace muchos años la egiptóloga británica Joann Fletcher anunció, tras una de sus investigaciones que una de las momias halladas en la tumba KV-35 del Valle de los Reyes era la de Nefertiti, pero las pruebas parecen indicar que la momia pertenecía a una mujer más joven, debido a que sus muelas del juicio aún no había y a que la pelvis de dicha momia no había pasado por seis paros como si lo hizo Nefertiti. Por lo que el egiptólogo, exsecretario general del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias y actual ministro de antigüedades egipcias, Zahi Hawass, descartó la teoría de Fletcher y negó por poseer pruebas no válidas que esta fuera la momia de Nefertiti.
Yo más conforme con la inexactitud de las pruebas aportadas por Joann Fletcher, me quedo con la negación de que esa momia sea Nefertiti, y debido a las investigaciones de Zahi Hawass, opino que todavía queda mucho misterio por resolver en torno a la figura de Nefertiti.

Lucía Moreno Ojeda

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