domingo, 20 de julio de 2014

EN MANOS DE LO DESCONOCIDO III: El Sudario de Turín

El Santo Sudario de Turín o también denominado la Síndone, es la reliquia más preciada de la cristiandad, pues en ella se encontraría grabado el rostro de Jesucristo. Actualmente se puede venerar en la Catedral de Turín (Italia).
Catedral de Turín

Su origen sigue siendo un misterio a día de hoy. Muchos autores afirman que es el manto que se puso encima del cuerpo de Cristo tras su muerte, en cambio, otros aseguran que dicho objeto apareció en Francia en el año 1353, en manos de un caballero descendiente de los cruzados, el cual no reveló su procedencia. También podríamos estar ante una copia pintada, lo cual fue denunciado por el papa Pierre D´Arci en el año 1389.

El Sudario de Turín 
En 1988, la Santa Sede permitió a tres centros de investigación realizar exámenes de radiocarbono (carbono 14) sobre un trozo de la esquina del sudario. Dichos centros fueron la Universidad de Oxford, la Universidad de Arizona y el Instituto Federal de Tecnología de Suiza, los cuales coinciden en el resultado, datando la pieza entre los siglos XIII y XIV. La técnica del carbono 14, puede datar materiales de hasta 2000 años de antigüedad, lo cual no quiere decir que esté exenta de errores, pues está orientada a objetos recién desenterrados, lo que no ocurre con la Síndome.

La Sábana Santa es un manto de lino de 4,37 metros de largo por 1,10 de ancho, aproximadamente. La tela tendría algunos agujeros, así como quemaduras, pues se produjo un incendio en 1532 que casi destruye el Sudario.
Según los expertos, la posible figura de la Sábana Santa fue maltratada, torturada y azotada. También se puede observar, lo que vendrían a ser, rasgos de la crucifixión, pues tiene una herida que atraviesa una de las muñecas. La herida de la otra muñeca, no se vería, pues una muñeca esta encima de la otra. Lo mismo ocurriría con los pies, es decir, estarían superpuestos. Además, se observa a lo largo del cuerpo señales de lo que vendrían a ser azotes de un látigo, aproximadamente ciento veinte señales. En la parte dorsal se observan manchas de sangre que podrían deberse a la corona de espinas que llevo puesta Jesucristo.

En cuanto a la imagen del Sudario, es difícil de ver, en parte porque es muy tenue, pero también porque carece de líneas definidas.

Pero el manto presentaba un gran detalle. La piel del hombre del sudario es oscura, mientras que las extremidades son claras.
Negativo del Sudario
Este hecho, podría asemejarse al negativo de una fotografía. Dicho detalle fue descubierto, de manera casual,  por un fotógrafo italiano llamado Secondo Pia.
Dicho fotógrafo, en el año 1898, pidió permiso a las autoridades correspondientes para poder fotografiar el Sudario.
Posteriormente al revelarse el negativo, la imagen era más clara y vio la imagen de un hombre, asegurando que era el rostro de Cristo e iniciando la devoción a la Síndome.
Ante este hecho, tanto creyentes como científicos se quedaron estupefactos.

Los partidarios de la formación milagrera de la imagen del Sudario de Turín, argumentan que el hecho de la propia resurrección habría podido trastocar la proporción de la prueba del carbono 14. En contraposición a esta postura, los partidarios del uso de ciencia, afirman que si se tiene que recurrir a una explicación milagrera para explicar cualquier posible anomalía, no tiene sentido recurrir a la ciencia, pues solo sería cuestión de fe.

Aparte del Sudario, también encontramos otro objeto. Nos referimos a lo que se ha denominado como el Pañolón de Oviedo. Se ubica en la Catedral de Oviedo desde el año 1113. En esta ocasión tenemos un paño de lino de forma rectangular, el cual habría cubierto la cabeza de Jesucristo. Contiene manchas de sangre, pero en esta ocasión carecería de rostro. También se encontraron granos de polen, los cuales han sido analizados por la Universidad Hebrea, la cual determina que provendrían del entorno de Jerusalén en los meses de marzo o abril.
El Instituto de Toxicología de España ha analizado dicha prenda, a partir de las muestras de sangre. En las muestras se observa ADN mitocondrial, una parte del ADN que se hereda de la madre. Es decir, estaríamos también ante el ADN de la Virgen María. Pero esta prueba no estaría verificada, pues se les atribuye falta de rigor en el estudio y en el método, así como circunstancias fortuitas.


A pesar de todo esto, creo que todos nos hacemos la misma pregunta ¿se encuentra en ella el rostro de Cristo? Una pregunta que a la humanidad aún le queda grande.

Manuel Carreira Hernández

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