viernes, 1 de agosto de 2014

EJÉRCITOS INVENCIBLES: Los Tercios

Una de las principales características de la Edad Moderna es el renacimiento militar, dejando de lado la tradicional caballería y dando paso a la infantería, que se reflejará en una de las principales unidades de Europa: los Tercios.

Los Tercios eran unidades militares del Ejército español y al servicio de la monarquía católica. Se caracterizan por su gran resistencia en el campo de batalla, siendo herederos de los piqueros suizos. Supusieron la pieza fundamental del ataque terrestre, así como marítimo y mezclaron el uso de la pica y las armas de fuego. Pese a su escaso número eran considerados como tropas de élite y con gran capacidad para dividirse en unidades más móviles.
En general, un tercio estaba formado, aproximadamente, por tres mil hombres, claro que dichas cifras podrían variar.
El tercio no tenía un uniforme definido, por lo que los soldados lucían distintivos de un color, para vincularse a su rey en la batalla. Además también debían de encargarse de su propia manutención.
El entrenamiento de esta unidad militar se llevaba a cabo en Italia, pues era una de las regiones más seguras tras la Paz de Cateau-Cambresis (1559).

El origen de los Tercios se remontaría Carlos I de España, quien, no solo heredó los diversos territorios de sus abuelos, sino también los conflictos de estos. Por este motivo, el emperador se vio sumergido en diversas campañas militares en gran parte de los frentes europeos, como Italia, Norte de África, Danubio etc.
Pero también heredó experiencia en el arte de la guerra, contando para ello con veteranas unidades de infantería, procedentes del reino de Aragón y de Castilla  endurecidas en las guerras de Nápoles.
De esta forma la infantería hispánica adquirió fama de ser invencible. Aunque es cierto que los Tercios son unas de las mejores unidades de la Edad Moderna, debemos tener en cuenta la gran distorsión que ha habido de este tema por diversas interpretaciones historiográficas.

Entre las funciones de los Tercios no estaba la de defender la Península Ibérica, ya que de eso se encargaban otras unidades militares. Ellos fueron utilizados en el mapa de operaciones hispánicas, como la revuelta morisca de las Alpujarras (1568-1571), la campaña de Portugal (1580), o la rebelión de los catalanes a partir de 1640. Pero si hay que destacar una campaña militar esa es la campaña de Flandes.


La Guerra de Flandes fue un largo episodio bélico (1568-1648) que desgastó a la monarquía hispánica, generando grandes pérdidas, tanto humanas como económicas.
La guerra acabó con la independencia real de los Países Bajos, tras la Paz de Westfalia (1648). Los rebeldes neerlandeses recibían apoyo de las potencias enemigas de los Habsburgo, es decir, Francia e Inglaterra.
A este hecho, hay que sumar la habilidad de los rebeldes para diseñar nuevas tácticas de combate con las que atacar a los Tercios.
En este sentido, la llegada de refuerzos a los Tercios se hizo por tierra, mediante lo que se conoce como el Camino Español. Dicha ruta, fue diseñada por el duque de Alba en el año 1567, quien además dirigió a los Tercios. Los soldados tardaban una media de 50 días en recorrer dicha vía. Desde estas premisas, se calcula que la monarquía hispánica movilizó aproximadamente a ciento veinte mil hombres.

A pesar de ser una prestigiosa unidad militar, no hay que olvidar que también sufrieron derrotas como la de Nieuwport (1600), la batalla de Montjuïc (1640), donde perdieron frente a un ejército de franceses y catalanes, y en la batalla de Rocroi (1643), donde se pondrá punto y final a los Tercios.
A partir de aquí, los Tercios influirán en las nuevas unidades militares de la Edad Moderna.

En la actualidad, podemos observar también su influencia en Alatriste o también en Miguel de Cervantes Saavedra, el cual perteneció al Tercio de Miguel de Montcada en la batalla de Lepanto (1571).

Manuel Carreira Hernández

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