Los legionarios fueron un gran
cuerpo militar que predominó, mayoritariamente, durante la república e imperio
de Roma y que le dio a esta ciudad un gran prestigio.
En el
periodo monárquico, el rey Servio Tulio llevó a cabo un censo de población para
distribuir a los varones adultos en una categoría militar en función de sus
rentas, mientras que durante la época de la república, los legionarios se
dedicaron a ayudar a sus aliados.
Será con la llegada de la época imperial,
cuando se expandan sus dominios y las legiones sean conocidas y temidas por
todos los pueblos. Pero las legiones de Roma no solo servían como un
instrumento de conquista, sino también como un medio de promoción social.
A la hora de convocarles para la batalla,
los que poseían mayores rentas pasaban a formar parte de la infantería pesada o
la caballería, mientras que quienes tenían bajas rentas eran parte de la
infantería ligera. Los reclutas, a su vez se dividían en centurias, las cuales
eran la base de la organización del ejército romano. La centuria solía constar
de 60 u 80 hombres según la época en cuestión.
El ejército romano adopto tácticas que le dieron prestigio a Alejandro Magno, como es el caso de la formación tortuga. Dicha institución también se caracterizó por una buena organización, así como una tecnología militar superior a la de sus adversarios.
El ejército romano adopto tácticas que le dieron prestigio a Alejandro Magno, como es el caso de la formación tortuga. Dicha institución también se caracterizó por una buena organización, así como una tecnología militar superior a la de sus adversarios.
A fines de la república, el ejército romano
se profesionalizó y los soldados comenzaron a percibir una remuneración económica
por sus servicios.
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Pero, ¿cuál era su equipamiento? El equipamiento de un soldado romano, en general, consistía en lo siguiente: en primer lugar, un yelmo al estilo gálico, que incluía protección para mejillas y frente, así como una cubrenuca profunda. En caso de que fuera un oficial del ejército, también podía llevar una crin de caballo dispuesta transversalmente.
En segundo lugar la famosa espada gladius,
la cual se colocaba a la derecha, excepto en los legionarios o los oficiales
que la portaban a la izquierda.
En tercer lugar, la cota de malla, elaborada
a base de escamas de bronce y hierro superpuestas y con gran flexibilidad para
ajustarse al cuerpo del soldado.
Y por último, las sandalias que
podían incluir clavos de hierro para evitar resbalones. En las zonas frías, las
sandalias eran sustituidas por botas.
Aunque no hay que olvidar, que a este
equipamiento hay que sumarle la lanza (pilum) y el escudo romano de forma
rectangular (scutum).
A los legionarios se les daba una
rigurosa instrucción, y una vez acabada esta quedaban encuadrados en una
centuria y bajo el mando del centurión. Las tropas, en tiempos de paz, se
encontraban en el cuartel, el cual ocupaba, aproximadamente, veinte o
veinticinco hectáreas y ubicados en posiciones estratégicas. Las tareas de los
soldados empezaban con la llamada a la formación y el pase de revista a las
tropas. Posteriormente, cada grupo de soldados, tenían unas funciones asignadas
como tareas de acantonamiento (vigilancia), entrenamiento o enseñanza, así como
tareas culinarias, pues hacían dos comidas al día.
El ejército romano tendrá diversas
modificaciones, preferentemente durante la época imperial, pues durante la república
no se destinaba ninguna compensación al ejército. Esta es una posible causa del
fracaso de la república. Se sabe que el imperio poseía entre veinticinco y
treinta legiones en su época de mayor esplendor.
El ejército romano ha pasado a la historia como un gran legado, influyendo en diversos pueblos, los cuales le tendrán como modelo a seguir.
El ejército romano ha pasado a la historia como un gran legado, influyendo en diversos pueblos, los cuales le tendrán como modelo a seguir.
Manuel Carreira Hernández