Después
de varios siglos coronada como la emperatriz de la Tierra, Europa se
vio marchita, frágil, demasiado pequeña como para sostenerse sobre
el trono imperialista al que había dedicado tantos esfuerzos en
embellecer. Tras el holocausto que enfrentó por segunda vez a las
grandes potencias del panorama internacional, los países de
Occidente quedaron arrasados, incapaces de valerse por sí mismos
para escapar de la ruina, y hubieron de dar el relevo a aquellos que
se alzaron como los grandes vencedores de la Segunda Gran Guerra: los
Estados Unidos de América y la Unión Soviética. Ello implicaba una
revolución en las relaciones internacionales, puesto que habría que
coordinar y entenderse con nuevas fuerzas.
Veamos
qué ocurrió con las potencias europeas. Tras la derrota, Alemania
quedó completamente arrasada. Las pérdidas ascendían a los seis
millones de muertos, y sus principales infraestructuras fueron
devastadas por el fuego aliado. Acabado el enfrentamiento, se acordó
que el territorio fuese dividido en cuatro zonas, cada una de las
cuales sería entregada a Francia, Inglaterra, EE.UU., y la URSS.
Sin embargo, los proyectos de las potencias aliadas se contraponían
a los que tenía en mente Stalin: mientras que los primeros deseaban
la pronta recuperación económica y política del país y así lo
demostraron uniendo sus respectivos territorios, el líder soviético
se impuso como objetivo primordial lograr una Alemania obediente al
sistema comunista, si no neutral al menos. Así pues, los rusos
procedieron en 1948 a elaborar el bloqueo de Berlín, cortando el
envío de suministros por vía terrestre, y ahogando a la población
alemana. Los aliados respondieron ante esta amenaza a través de la
vía aérea: una bandada de aviones volaba constantemente sobre la
ciudad para abastecerla desde el cielo, una operación que se alargó
hasta durar un año, y que sería bautizada como “Procesión de
Semana Santa” (se dice que cada minuto surcaban los cielos un avión
sobre Berlín).
Charles de Gaulle. Fotografía de 1942 |
El
final fue dulce y amargo para Inglaterra. Si bien no cargó con bajas
excesivas, y logró el liderazgo de la Gran Alianza a través de la
figura de Churchill, sus deudas se acumulaban hasta el punto de
resultar insostenibles, y como consecuencia, era incapaz de afrontar
los gastos que suponía rehacerse y a la vez evitar el hundimiento de
su imperio colonial. Inglaterra, que se enorgulleció alguna vez de
su incuestionable mandato internacional, renunció con gran pesar a
su vasto dominio.
"Los Tres Grandes": Churchill, Roosevelt y Stalin |
La
tensión era más que palpable en la formación de la ONU, una
institución en la que participarían numerosos países que tomarían
voz siendo representados en la Asamblea General, y en la que
predomina la decisión fundamental del Consejo de Seguridad, donde se
asientan los considerados vencedores de la guerra: Inglaterra, China,
Francia, la URSS y los Estados Unidos. Su objetivo era velar por la
paz mundial y asegurar la coordinación entre los componentes de la
organización. Sin embargo, existía un riesgo implícito en esta
forma de gobierno, y es que solamente lograría sus objetivos si se
lograba el consenso entre las cinco entidades. En aquel momento, se
hizo patente que el futuro internacional pendía de un hilo sostenido
por las dos grandes potencias, que dividieron al mundo en dos grandes
bloques irreconciliables y opuestos. Tras haber permanecido en un
largo letargo profundamente dormidas, las superpotencias ahora se
revelaban como dogmas que vendrían a conquistar el mundo, en una
dura pugna que, lejos de emplear las armas para la batalla, se
debatía en susurros, espionajes, rumores, gestos, políticas y
acusaciones. Una guerra en la que nadie volvía sus cartas boca
arriba, en la que primaba más el juego de mentes que el bombardeo.
Para Stalin, quien impusiera su sistema en un territorio primero, se
convertiría inmediatamente en su nuevo dueño. Churchill dio el
toque de queda cuando advirtió de las ambiciones palpables de los
rusos, cuando afirmó que sobre Europa había caído un Telón de
Acero.
Y
entonces comenzó la Guerra Fría.
BIBLIOGRAFÍA.
-VVAA,
“Historia del Mundo Actual (desde 1945 hasta nuestros días),
Universidad de Valladolid, Valladolid, 2000.
Carlos Meléndez Valdés Cutanda
Carlos Meléndez Valdés Cutanda
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.